Para hacer esto, comience frotando una esponja sobre la piedra de arcilla y luego llévela al costado del dispositivo. Una vez hecho esto, humedezca ligeramente un paño de microfibra y luego vuelva a limpiar el interior del horno. Limpiar tu horno no se trata sólo de limpiar el interior. Por norma general, la parrilla es la más afectada por las cocciones repetidas y puede acumular muchos residuos desagradables.
Por este motivo, uno de los métodos más sencillos es quitarlos y meterlos en el fregadero. A continuación, rocía vinagre blanco sobre la ampolla y, pasados unos minutos, espolvorea con bicarbonato de sodio. ¡Un simple enjuague con esponja y agua es suficiente después de enjuagar la suciedad!
El jabón de Marsella:
El jabón de Marsella es un buen sustituto del vinagre blanco y del bicarbonato de sodio.
Para beneficiarse de sus propiedades suavizantes, basta con mezclarlo con agua y luego sumergir una esponja en esta solución antes de frotar la red. También puedes utilizar un cepillo para platos para una limpieza óptima.
Para limpiar la puerta del horno:
Calor y bicarbonato de sodio:
Generalmente equipada con doble acristalamiento, la puerta del horno es uno de los lugares que se ensucia. ¡Es muy fácil y también es una de las primeras cosas que notas cuando entras a la cocina! Afortunadamente, existe un truco natural para solucionar este problema.
Para empezar, precalienta el horno durante unos minutos a 40-50° C. Una vez que el interior del horno haya alcanzado esta temperatura, apágalo y espera unos minutos.
Luego, abre la puerta y esparce sobre ella la pasta hecha con una cucharada de bicarbonato de sodio y unas gotas de agua. Dejar actuar de 5 a 10 minutos y luego utilizar una esponja empapada en agua tibia para retirar. El resultado: ¡un cristal limpio y brillante como si tu horno fuera nuevo!
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